Cada 29 de septiembre, desde el año 2000, se celebra el Día Mundial del Corazón, una fecha dedicada a reflexionar sobre la importancia de cuidar este órgano vital. Esta iniciativa es promovida por la Federación Mundial del Corazón (WHF, por sus siglas en inglés) y cuenta con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en el mundo. Según la OMS, más de 20 millones de personas fallecen cada año por estas enfermedades, lo que representa más del 30% de las muertes globales. La mayoría de estos decesos ocurren en países de ingresos bajos y medianos, donde el acceso a la atención médica y la prevención son limitados.
Las ECV son un grupo de trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, como la cardiopatía coronaria, los accidentes cerebrovasculares, la arteriopatía periférica, la cardiopatía reumática, las cardiopatías congénitas y las trombosis venosas profundas y las embolias pulmonares. En el caso de los infartos y los accidentes cerebrovasculares, estos suelen ocurrir por bloqueos en los vasos sanguíneos que interrumpen el flujo de sangre hacia el corazón o el cerebro, muchas veces debido a lesiones focales (placa de ateroma debido a acumulación de grasa) que genera un daño en la pared de las arterias.
Estas enfermedades están estrechamente ligadas a hábitos poco saludables, como una mala alimentación, la falta de actividad física, el consumo de alcohol en exceso y el tabaquismo. Estos factores pueden provocar hipertensión, niveles elevados de azúcar y colesterol en sangre, y sobrepeso u obesidad. Aunque algunos factores de riesgo son genéticos, muchas de estas condiciones pueden prevenirse con cambios en el estilo de vida y con un diagnóstico temprano.
La importancia de la prevención y la investigación
La prevención es clave en la lucha contra las ECV, y las políticas de salud pública son fundamentales para educar a la población sobre la importancia de llevar una vida saludable. Además, es esencial promover la realización de controles médicos regulares para detectar cualquier problema a tiempo.
Pero la lucha contra las enfermedades del corazón no termina ahí. La investigación científica es crucial para comprender mejor estas enfermedades y desarrollar nuevas terapias. En este contexto, el Centro de Investigaciones Cardiovasculares (CIC), dependiente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el CONICET, lleva adelante estudios que buscan profundizar los conocimientos sobre cómo funciona el corazón y qué sucede cuando se ve afectado por enfermedades como el infarto, las arritmias, la hipertensión arterial e hipertrofia cardiaca, el efecto de la actividad física en la salud cardiaca, el impacto de la hipertensión en personas transgénero; y cómo el tejido adiposo y la obesidad influyen en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares utilizando modelos experimentales de dichas enfermedades.
Apelina y la hipertensión: una nueva esperanza
Uno de los proyectos actuales en el CIC se centra en entender la acción de la hormona Apelina y el eje protector Angiotensina-(1-7) en los corazones afectados por hipertensión. La hipertensión arterial sistémica es uno de los problemas de salud más comunes debido a su alta prevalencia y escaso control a pesar de la amplia disponibilidad de fármacos antihipertensivos. A largo plazo, los pacientes con hipertensión arterial desarrollan un aumento de la masa cardiaca conocido como hipertrofia cardiaca patológica, que deteriora su función y puede llevar a insuficiencia cardiaca.
El Sistema Renina-Angiotensina (SRA), que regula la presión arterial, juega un papel clave en el desarrollo de la hipertensión. Una parte del SRA involucra a la Angiotensina II (AngII), que aumenta la presión arterial, pero cuando esta hormona se convierte en Angiotensina-(1-7), por acción de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2), contribuye a disminuir la presión mediante la activación de receptores específicos denominados Mas.
Por otro lado, se ha descubierto que el péptido Apelina también tiene un efecto positivo sobre el corazón, reduciendo la presión arterial y previniendo la hipertrofia. El ejercicio físico aeróbico, en particular, activa tanto el eje de la Ang-(1-7) como la Apelina, lo que podría explicar el efecto beneficioso del ejercicio sobre el corazón.
El objetivo del proyecto es investigar si la acción de Ang-(1-7) media los efectos beneficiosos en el corazón hipertenso en respuesta a la estimulación con Apelina. Los hallazgos de esta investigación podrían llevar al desarrollo de nuevos tratamientos que imiten los efectos beneficiosos del ejercicio y ayuden a controlar la hipertensión de manera más efectiva. En resumen, el estudio de moléculas como la Apelina y la Angiotensina-(1-7) ofrece nuevas esperanzas para el tratamiento de enfermedades del corazón, especialmente la hipertensión, y destaca la importancia de la investigación científica en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares.
Nota original:
https://unlp.edu.ar/investiga/cienciaenaccion/29-de-septiembre-dia-mundial-del-corazon-88145/