Por su contribución al CONICET durante sus años de funciones, investigadores del Consejo jubilados y provenientes de todas las disciplinas fueron distinguidos con la categoría de eméritos; también, miembros del personal administrativo de SINEP jubilados y quienes formaron parte del Directorio y culminaron su mandato este año recibieron una distinción honorífica de manos de otros integrantes del organismo. El acto, que tuvo como misión reconocer el trabajo de quienes honraron al Consejo y contribuyeron día a día a su crecimiento, se realizó en el Centro Cultural de la Ciencia (C3), con colegas y familiares de los homenajeados presentes en la sala para acompañarlos en la ceremonia.
“Hoy es un día de fiesta y hay que disfrutarlo –dijo al abrir el acto el presidente interino del Consejo Miguel Laborde–. Todos los homenajeados son eméritos por su trayectoria y desde hace mucho tiempo queríamos homenajearlos”.
Los primeros en recibir su distinción fueron los miembros del Directorio que culminaron su mandato este año. Mirtha Flawiá, quien fue directora por el área de Ciencias Exactas y Naturales, recibió su medalla de manos del director de esa gran área en funciones, Alberto Kornblith. Luego fue el turno de Dora Barrancos, quien se desempeñó como directora por el área de Ciencias Sociales y Humanidades y recibió la distinción a través de su sucesor como director de esa gran área y vicedirector del CONICET, Mario Pecheny. Finalmente, Francisco Tamarit, quien fue miembro del directorio como representante del Consejo de Universidades, recibió su distinción a través de quien hoy desempeña esa misma función, Félix Nieto Quintas.
Los administrativos jubilados fueron los siguientes en recibir su medalla honorífica y Luisa Baigorria, quien fue directora de Gestión y Unidades Divisionales del CONICET y ayer recibió una distinción por su trabajo, se encargó de hablar en representación de los galardonados. “Cuando entré en CONICET llegué con mi posgrado y con mucha teoría a cuestas sobre lo que era la administración pública, pero me encontré con una realidad muy diferente a la imaginada –dijo–. En todos estos años sufrimos cambios tecnológicos, modernizaciones en los procesos y le pasamos la posta a otra generación. Pusimos nuestro granito de arena para que el CONICET sea lo que hoy es. Hoy, cuando digo que trabajé en CONICET, ya no me miran preguntándome qué es. Solo me quedan buenos recuerdos de mi paso por este organismo”.
Más adelante fue el turno de destacar a los investigadores eméritos. El encargado de entregar las medallas correspondientes a los científicos del gran área de Ciencias Agrarias, Ingeniería y de Materiales fue Laborde, quien antes declaró emocionado: “Voy a tener el placer de entregarle la medalla a gente que fue mi maestro”. Luego subieron al escenario a recibir su distinción los investigadores del gran área de Ciencias Biológicas y de la Salud: los encargado de entregar la medalla y el diploma fueron Alberto Kornblith, Graciela Ciccia y Carlos Van Gelderen, representantes del directorio del CONICET de las ciencias duras. Luego, Roberto Rivarloa y Felix Nieto Quintas, también como miembros del actual Directorio del CONICET, dieron su distinción a los científicos del gran área de Ciencias Exactas y Naturales.
Una vez que todos los científicos galardonados obtuvieron su distinción, Noemí Girbal –que fue miembro del Directorio por el gran área de Ciencias Sociales y Humanidades y fue una de las que motorizó la realización del acto de distinción a eméritos– tomó la palabra en nombre de los homenajeados. “No es sencillo, pero es un gran honor hablar en nombre de los eméritos”, comenzó su alocución, en la que fue parafraseando a personajes emblemáticos de la ciencia y de la cultura, como Bernardo Houssay, Pierre Bourdieu, Roberto Fontanarrosa, John Lennon. “En el país de las malas noticias, honrar al conocimiento es una buena noticia –subrayó–. La lucha por el poder es la lucha por la palabra, y el lenguaje científico cumple funciones cognitivas, pero también políticas. Las palabras sirven para debatir, todas las ciencias usan las palabras, y sobre todos las estratégicas Ciencias Sociales. Todos aquí apelamos a las palabras con mayúsculas”.
Más adelante, en su discurso, Girbal señaló que “como buena historiadora, el término emérito surgió del tiempo de los soldados romanos”, apuntando a que “nosotros como científicos hemos trabajado como buenos soldados, algunos más rebeldes que otros. El saber y la educación son instrumentos para el ascenso social, y entiendo que todos nosotros lo supimos cuando decidimos dedicarnos a la ciencia. Por eso celebro que se reconozca el producto del esfuerzo y el trabajo de esta comunidad científica. La ciencia se relaciona con el poder y la sociedad: quienes somos distinguidos hoy pertenecemos a diferentes etapas, estuvimos en la dictadura y en la democracia, pasamos por etapas de presupuestos magros, de pocos cupos, y sin embargo siempre se defendió el conocimiento. Aquí estamos, erguidos para honrar la vida. Les agradecemos que ponderen nuestro esfuerzo. Nuestra fuerza resiste en la tenacidad”. Y culminó señalando: “En mi oficina, donde sigo trabajando, tengo pegada una frase que dice `el viento también es viejo, pero aún sigue soplando´. Creo que todos los eméritos podemos identificarnos con esa frase”.
El acto finalizó con las palabras del vicepresidente del CONICET, Mario Pecheny. “El CONICET es la gente que forma parte de él. Hemos resistido todos estos años porque queremos al CONICET. La solidaridad y el reconocimiento deben ser los pilares de esta institución: hay que honrar a nuestros antecesores”, destacó. “Que lo colectivo prime frente al individualismo”, dijo al cierre, para dar paso a un brindis de culminación de la ceremonia.